Origen de MUKANI

Mukani nació de una urgencia íntima: volver a las plantas, a la medicina que sostuvo a nuestras abuelas, a los saberes que han acompañado a las mujeres de América Latina por generaciones.

Nació de querer ofrecer algo que realmente haga bien: a mi piel, a la piel de mi familia, a mi entorno directo.

Lo que comenzó como un estudio personal de alquimia, botánica y arte se convirtió en un taller vivo donde conviven perfumes botánicos, joyería mínima y elixires de piel creados en pequeños lotes. Cada pieza es el resultado de procesos lentos, manos atentas y materiales escogidos con respeto.

Mukani existe gracias a una red diversa de personas que han compartido generosamente su conocimiento: destiladoras y destiladores, maestras y maestros joyeros, sembradoras y sembradores que cultivan con conciencia y relación profunda con la tierra.

Con el tiempo, mi hermana Carla se unió al proyecto para darle estructura, claridad y orden al crecimiento natural de este estudio. Su presencia sostiene el flujo, organiza los procesos y permite que la visión se materialice con precisión.

Mukani es un puente: entre lo ancestral y lo contemporáneo, entre la planta y la piel, entre el objeto y el cuerpo.

Una práctica de belleza honesta, presencia profunda y cuidado real.

Sarahí.

EL VIAJE DE LA MATERIA

Cada creación nace de un proceso honesto y atento,
un camino que escucha la tierra y transforma lo simple en algo que permanece

Sembramos

En tierras limpias, siguiendo el pulso silencioso de la naturaleza

Cosechamos

A mano, cuando la estación y la intuición se encuentran

Curamos

Con paciencia, dejando que el tiempo revele su aroma y su fuerza

Creamos

Desde la quietud, permitiendo que cada forma conserve su alma